Jump to main content
IndustriALL logotype

ARTICULO DE FONDO: Empresarios de la minería hacen primar sus ganancias en vez de ofrecer seguridad en las minas de Turquía

Read this article in:

18 mayo, 2015Hace un año, el homicidio industrial en Soma cobró la vida de 301 mineros del carbón en Turquía.Sin embargo, la explosión y el incendio eran sólo las causas visibles, inmediatas de esa tragedia. Lo que realmente los mató fue la codicia, la apatía, la ineptitud y la corrupción - ingredientes de la mayoría de los desastres mineros.

Artículo de fondo

País: Turquía

TextO: Leonie Guguen

Sin embargo, la explosión y el incendio eran sólo las causas visibles, inmediatas de esa tragedia. Lo que realmente los mató fue la codicia, la apatía, la ineptitud y la corrupción - ingredientes de la mayoría de los desastres mineros.

La minería del carbón sigue siendo uno de los trabajos más peligrosos del mundo. Además de las explosiones o incendios, los mineros enfrentan a diario la posibilidad de atrapamiento o derrumbe de un túnel, de quedar enterrados bajo rocas o carbón sueltos, escape de gases venenosos o asfixiantes, productos químicos peligrosos, o mutilación por equipos pesados, para nombrar sólo algunos de los riesgos implicados en su dura labor.

Las empresas mineras privadas se obsesionan con el aumento de la producción y sus beneficios. Esto fue muy evidente en Soma, donde la empresa minera privada Soma Holdings adquirió la mina del gobierno turco en 2009.

Como el estado había dado garantías de que compraría los productos de la mina, la compañía tuvo un gran incentivo para aumentar al máximo la producción, fuera cual fuera el costo. Soma Holdings triplicó la producción en comparación con lo que originalmente se había considerado posible. Ya en mayo de 2014, la compañía había logrado extraer una enorme cantidad de carbón, 15 millones de toneladas, tres años antes de lo previsto.

Sin embargo, aunque Soma Holdings impuso una rápida expansión de la mina subterránea, no aumentó ni realizó mantenimiento de los sistemas de ventilación de la mina, que son imprescindibles para proporcionar aire limpio para los mineros.

El 13 de mayo de 2014, demostrando desprecio total por la seguridad de los trabajadores, los administradores de la mina mandaron a continuar la producción durante dos horas después de que empezara a salir calor y humo de la entrada principal, tratando de resolver el problema sin evacuar la mina.

Luego, al producirse una enorme explosión, el inadecuado sistema de ventilación no pudo extraer el venenoso monóxido de carbono para sacarlo de la mina, creando así una cámara de muerte para los mineros.

Un informe independiente, muy crítico, sobre el desastre, denuncia esto como un factor "muy perjudicial" en el trabajo de rescate.

Este informe de expertos, que consta de 126 páginas, también encontró que se tenía la costumbre de falsificar las cifras de los registros de seguridad, y que muchos de los sensores de monóxido de carbono se hallaban rotos. El informe establece claramente que el desastre de Soma fue "prevenible".

Otro estudio, realizado por TMMOB, la Asociación Turca de Cámaras de Ingenieros y Arquitectos, declaró al respecto: "La causa de la carnicería (en Soma) es la privatización, comercialización y las políticas de subcontratación que se han aplicado en los últimos 12 años en el sector de la minería y también en el área de salud y seguridad".

Soma 

  • El desastre más grave de la historia minera de Turquía
  • 301 mineros muertos
  • 432 niños quedaron sin padre
  • Causa principal de muerte: intoxicación por monóxido de carbono
  • Informe independiente señala que la tragedia fue “prevenible”
  • El sistema de ventilación creó una trampa mortal
  • Se falsificaba las lecturas de seguridad en la mina
  • Los sensores de monóxido de carbono estaban defectuosos
  • Las máscaras antigases estaban en mal estado
  • Los culpables son: Soma Holdings, la administración y supervisores de la empresa, los inspectores de seguridad y el gobierno

Triunfo del Sindicato Mundial: Turquía ha ratificado el Convenio 176

Tenía que suceder la tragedia en Soma, el desastre minero más grave de la historia de Turquía – uno entre muchos siniestros de esta naturaleza - para que ese país finalmente aprobara la ratificación del Convenio 176 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Seguridad y Salud en las Minas.

El Convenio 176, que establece las directrices internacionales para la industria minera, fue adoptado por la OIT en 1995 e iniciado por una organización predecesora de IndustriALL Global Union.

De hecho, se logró la ratificación del Convenio 176, una victoria para los mineros turcos, tras una campaña de muchos años encabezada por IndustriALL, junto con su afiliado turco del sector de la minería, Maden-Is, y con el apoyo de la CFMEU de Australia, del NUM de Sudáfrica, del USW de EE.UU., de ROSUGLEPROF de Rusia y del IG BCE de Alemania.

Desde un comienzo, IndustriALL luchó decididamente para que las 301 vidas de los mártires no se perdieran en vano. Inmediatamente después de Soma, Kemal Özkan, Secretario General Adjunto de IndustriALL, y el Presidente del sector minero de IndustriALL, Andrew Vickers de la CFMEU, encabezaron una misión de solidaridad al lugar de la tragedia, acompañados de afiliados mineros de todas partes del mundo.

IndustriALL volvió a contactar a la OIT, pidiendo que esa organización aumentara la presión sobre Turquía para ratificar el Convenio 176.

Cuando 18 mineros murieron en otro accidente minero prevenible en la mina de carbón Has Sekerler, cerca de Ermenek, el 28 de octubre de 2014, IndustriALL escribió inmediatamente a los 535 miembros del Parlamento de Turquía, exigiendo ratificación del Convenio 176.

Por fin, menos de seis semanas más tarde, el 4 de diciembre de 2014, el Parlamento de Turquía aprobó la ratificación del Convenio 176 de la OIT sobre Seguridad y Salud en las Minas. "Nunca hubiera sido posible sin la presión de los sindicatos", finalizó diciendo Kemal Özkan, Secretario General Adjunto de IndustriALL.

Ante todo esto, después del desastre de Soma, el gobierno se apresuró para aumentar el número y el esmero de sus inspecciones: como resultado de la acción gubernamental, 60 minas fueron clausuradas por razones económicas y de seguridad.

Alrededor de 6.000 mineros fueron suspendidos, pero muchas minas que fueron clausuradas han reanudado sus faenas, reintegrando a los trabajadores.

Sin embargo, para los sobrevivientes de Soma, la situación es peor. El 1o de diciembre del año pasado, fueron despedidos unos 2.800 mineros de esa mina fatal. Todavía están esperando indemnización por despido, sin ninguna garantía de empleo para asegurar su futuro.

Las mortíferas minas de carbón de Turquía

El éxito del Convenio 176 radica en su aplicación y cumplimiento en un país donde hasta el Presidente, Recep Tayyip Erdoğan, ha declarado públicamente que son inevitables los accidentes en minas de carbón y que es "destino" de un minero morir en el trabajo.

Cada día, unos 50.000 mineros arriesgan sus vidas trabajando bajo tierra. Desde el año 2000, se han producido 1.500 muertes en las minas de Turquía. Es asombroso que tan sólo en el año 2013, sufrieran accidentes 13.000 mineros.

Según las estadísticas de la OIT, los mineros de Turquía son los que tienen mayor probabilidad de morir trabajando.

Además, el año pasado, los accidentes mineros representaron el 10,4% de todos los accidentes relacionados con el trabajo en Turquía.

Peligros de la privatización

La política de privatización de Turquía que se inició en la década de 1980 ha sido una catástrofe para la salud y la seguridad de los mineros del país.

“Toda mina privatizada es otra desgracia al estilo de Soma, a punto de ocurrir", dice Kenan Dikbiyik, ingeniero de minas y asesor técnico de Maden-Is. "Las minas subterráneas no deben ser alquiladas a empresas privadas."

“Las empresas mineras privadas se instalan por diez años, aumentando la producción a la fuerza, sabiendo que el gobierno va a recibir todo lo que producen”, añade Dikbiyik.

“Ni siquiera aplican el mínimo de requisitos de salud y seguridad, ya que cualquier iniciativa de esta naturaleza significaría un aumento de costos. Quieren aumentar la producción al máximo en el menor tiempo posible”.

En la actualidad, un 90% de los mineros de Turquía trabaja para empleadores privados, en comparación con el 15% en 1981.

“Para reducir los costos y aumentar la producción, las empresas privadas prefieren no tomar en cuenta los principios de ingeniería, ni  aplicar medidas de seguridad. Esas empresas no tienen conocimientos de las antiguas zonas productoras de carbón como Soma y Ermenek, y subestiman los posibles peligros”, dice Dikbiyik.

Si bien muchos países tratan de reducir el consumo de combustibles fósiles, Turquía recurre al carbón para reducir su dependencia de los proveedores de energía externos.

En 2012, el carbón constituía un 53% de las fuentes de energía del país; un 28,3% de la producción de energía eléctrica se deriva de ese mineral. Sin embargo, en la actualidad, Turquía tiene que importar un 95% de su antracita.

Por este motivo, el gobierno ofrece incentivos a las empresas mineras privadas para sacar provecho de las enormes reservas de carbón del país.

Se calcula que Turquía tiene aproximadamente 1,3 mil millones de toneladas de reservas de antracita y 11,5 mil millones de toneladas de lignito (carbón marrón) de las cuales se han comprobado 500 millones de toneladas y 9,8 mil millones de toneladas, respectivamente.

A pesar de la mala calidad del carbón de Turquía, de todas maneras resulta un combustible más económico que las importaciones.

Cuanto más fuerte sea el sindicato, más segura será la mina

"Sólo dos cosas se interponen entre un minero de carbón y la muerte temprana: el gobierno y el sindicato", dice Brian Kohler, Director de Salud y Seguridad de IndustriALL.

Está consagrado en el Convenio 176 el derecho de los trabajadores de elegir colectivamente a sus representantes de seguridad y salud. Se debe asegurar la participación de los trabajadores en la notificación de accidentes, y deben realizar un papel activo en la defensa de condiciones de  salud y seguridad de las minas en las que trabajan.

Por su parte, Kemal Özkan señala: “Para poder aplicar el Convenio 176, es imprescindible que esté vigente la libertad de sindicación. Turquía tiene que abrir más sus puertas a los derechos y libertades sindicales”.

En Turquía, los sindicatos se enfrentan a una lucha constante. Recientemente se prohibió que los trabajadores metalúrgicos se declararan en huelga, y la persecución de los sindicatos es muy común.

El año pasado, Human Rights Watch criticó al gobierno turco por ser "cada vez más autocrático". Un informe de esa organización de defensa de los derechos humanos señala: “El partido de gobierno, el AKP (“Partido de Justicia y Desarrollo”), que lleva tres períodos en el gobierno desde 2002, con amplia mayoría parlamentaria, ha demostrado una intolerancia cada vez mayor frente a la oposición política, la protesta pública y medios de comunicación que lo critican”.

Sin embargo, los homicidios industriales en Soma y Ermenek han constituido un doloroso impulso para que el gobierno mejore la legislación. En enero de este año, una comisión parlamentaria aprobó un nuevo proyecto de ley de minería que se traducirá en cambios en la transferencia de licencias mineras, estableciendo un sistema de supervisión permanente para mejorar la salud y la seguridad en las minas.

El gobierno ha reconocido que en el pasado las inspecciones técnicas se realizaban en forma excesivamente rápida, y que no examinaban adecuadamente las condiciones de seguridad. Con la nueva ley, el gobierno se ve comprometido a proporcionar ingenieros mineros calificados como monitores permanentes para todas las minas.

Dikbiyik, que integraba la comisión especial encargada de la elaboración de la nueva ley de minería, señala: “Todo se ve bien en el papel. El reto será su aplicación en la práctica”.