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COVID-19: una crisis existencial para la industria de la confección

23 marzo, 2020A medida que los minoristas cierran sus tiendas en todo el mundo, las fábricas de prendas de vestir cesan sus actividades a un ritmo alarmante y con efectos devastadores para los trabajadores de la confección.

IndustriALL se comunicó por escrito con todos los afiliados que sindicalizan a trabajadores de la confección para pedir información acerca de las cantidades de fábricas que están cerrando y de trabajadores afectados, así como sobre cualquier medida que los gobiernos y empleadores estén tomando para mitigar las consecuencias.

El panorama que está surgiendo es devastador. Las medidas de distanciamiento social adoptadas en los países actualmente más afectados por el COVID-19 están impulsando el cierre total de miles de fábricas de prendas de vestir y el despido de millones de trabajadores sin una red de seguridad social. A medida que el virus se propague dentro de los propios países productores de prendas de vestir, más fábricas se verán obligadas a cerrar, lo que posiblemente dejará sin empleo a millones de trabajadores más.

Mientras los minoristas de este sector cierran sus tiendas en los países afectados, se espera que los trabajadores paguen el precio por la ropa que ya han fabricado.

Las marcas y minoristas principales no solo están cancelando futuros pedidos, sino que se niegan a asumir la responsabilidad por las prendas que ya se han fabricado. Para ello, se valen de las disposiciones de emergencia de los contratos para detener los envíos y evitar pagar los productos encargados. Esto provoca que las fábricas queden en posesión de los productos y sean incapaces de venderlos al cliente que los encargó y, en muchos casos, de pagar los salarios de los trabajadores que los fabricaron.

Las medidas anunciadas por las empresas para proteger los salarios de los minoristas y otros trabajadores directos deben celebrarse, pero no hay que ignorar la seguridad y el bienestar de los trabajadores en sus cadenas de suministro, quienes fabrican los productos sobre los que se construye su negocio.

Existen tres etapas críticas para las cuales se necesitan intervenciones. Muchos países ya han alcanzado las etapas 1 y 2:

1. Pago inmediato de los salarios a los trabajadores por los pedidos que se han completado pero que los clientes de la marca no pagarán.

2. Pago a los trabajadores durante los períodos de cierre de fábricas, ya sea por falta de pedidos o por medidas gubernamentales contra el COVID-19.

3. Ayuda para reiniciar la producción

Una vez que la crisis haya pasado y las marcas y los minoristas globales puedan volver a comerciar, ¿cuántas fábricas seguirán operando y dispondrán de una mano de obra lista para reiniciar la producción?

A menos que se tomen medidas ahora para proteger a las fábricas y a los trabajadores para permitirles sobrevivir a la crisis, las decisiones a corto plazo tomadas por las marcas y minoristas para renunciar a los contratos existentes terminarán destruyendo los mismos negocios que están intentando proteger.

Las marcas, los empleadores y los gobiernos deben unirse de forma urgente con los sindicatos para encontrar maneras de apoyar a los trabajadores de la confección durante este período sin precedentes, para así asegurar la viabilidad futura de la industria una vez que la crisis haya pasado.