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28 de abril: lloramos por los muertos, defendemos a todos los que siguen en la lucha

28 abril, 2018Reunido en Ginebra, del 26 al 27 de abril de 2018, el Comité Ejecutivo de IndustriALL Global Union aprobó una resolución que reafirma la importancia del 28 de abril, conocido como el Día Internacional de Conmemoración de los Trabajadores Fallecidos y Lesionados, Día Conmemorativo de los Trabajadores, o simplemente Día de Luto.

El 28 de abril es un día de tristeza e indignación, de luto público para conmemorar a todos los trabajadores y trabajadoras que han muerto a consecuencia de su trabajo, sea como resultado de un accidente repentino y violento, una enfermedad que consume lentamente a la persona, o un acto de suicidio provocado por estrés en el lugar de trabajo.

No son los trabajadores la causa de las muertes en el trabajo, sino las condiciones en que laboran. IndustriALL realiza campañas para mejorar la salud y seguridad en la minería, en las industrias textiles, para terminar con el pulido usando chorros de arena y para que se prohíba el uso del amianto. Además, hace campañas más generales a favor de mejores condiciones de salud y seguridad en todos los sectores y en compañías que traten a los trabajadores/as como productos desechables.

El mito de que sean trabajadores/as descuidados quienes causan la mayoría de los accidentes se usa para echar la culpa a las víctimas y justificar programas de seguridad basados en el comportamiento. Sin embargo, se debe recordar la implacable repetición de fatales desastres mineros, o casi dos millones de trabajadores/as que fallecen cada año por enfermedades contraídas en el trabajo. Ninguna de estas muertes fue causada por negligencia de la fuerza de trabajo.

La exigencia patronal de vigilancia perfecta e ininterrumpida no constituye un sistema de seguridad. Al contrario, es una herramienta de chantaje diseñada para crear temor de informar sobre accidentes; es una herramienta de propaganda que se usa para zafarse de obligaciones y responsabilidad.

Piratas informáticos, asesores, apologistas, psicólogos, aseguradores y abogados nos han quitado el privilegio de vigilar por la salud y seguridad en el trabajo: esta misión de proteger el bienestar de los trabajadores/as corresponde a los sindicatos. La protección de la salud y seguridad de nuestros miembros debe retornar a nuestras manos.

La salud y seguridad en el lugar de trabajo es fundamentalmente una cuestión de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Tienen el derecho de:

Estar informados sobre los peligros en el lugar de trabajo

Rechazar o suspender trabajo peligroso

Participar plenamente en la toma de decisiones sobre salud y seguridad

Nosotros, los trabajadores y trabajadoras, tenemos el derecho moral de estar plenamente informados sobre cualquier riesgo que presenten  los materiales, herramientas y equipos con los que trabajamos, especialmente los productos químicos. Las lagunas de conocimientos de toxicología deben remediarse por medio de  investigación independiente. La confidencialidad industrial, excusa que se usa frecuentemente para justificar el no dar a conocer los peligros existentes, en realidad solamente sirve para impedir que los trabajadores/as y consumidores se enteren de la situación real: los competidores ya saben qué es lo que contienen los productos de sus rivales.

Exigimos el derecho absoluto de rechazar, o suspender, cualquier trabajo que consideremos inseguro o insalubre, sin temor a represalias o medidas disciplinarias y con una investigación conjunta de las razones en que se basan ese rechazo, estableciéndose un acuerdo conjunto para resolver los problemas que son motivo de preocupación.

Exigimos plena participación en el desarrollo y la implementación de políticas, programas, procedimientos, evaluaciones de riesgos, inspecciones, auditorías e investigaciones respecto a cuestiones de salud y seguridad. La salud y seguridad se deben procurar con nuestra participación, no dirigidas a nosotros por otras partes: se trata de nuestras vidas y nuestra salud, y la autoridad moral para evaluar un riesgo pertenece a quienes lo enfrentan.

A nivel mundial, muchos trabajadores/as no tienen ningún derecho de salud y seguridad. Incluso en las mejores regiones, aceptamos versiones que incorporan concesiones sobre estos tres derechos principales. Debemos insistir para que nos entreguen en su totalidad esos derechos.

En el fondo, es muy sencillo. Los trabajadores/as tienen derechos; los empleadores tienen responsabilidades; y los sindicatos hacen que el trabajo sea más seguro.