2 mayo, 2012
A partir de hoy, se van a extender las huelgas de advertencia en los sectores de metalurgia y electrónica de Alemania, después de haber fracasado, la semana pasada, la tercera ronda de negociaciones entre IG Metall y las asociaciones empresariales en varios estados del país. El 28 de abril, al vencerse un acuerdo de paz laboral, 2.500 trabajadores metalúrgicos alemanes comenzaron las huelgas de advertencia en ciertas localidades, adoptando medidas de creatividad e imaginación.
Las conversaciones en nombre de 3,6 millones de trabajadores alemanes, representados por IG Metall, se iniciaron a finales del invierno. El 26 de abril pasado, estas negociaciones se estancaron en las últimas reuniones a nivel estatal, después de que los empleadores presentaran una oferta salarial insatisfactoria. Las empresas también se negaron a aceptar la exigencia de los sindicatos de dar plenas garantías de trabajo a los aprendices una vez que terminaran sus contratos de formación. Las empresas también se negaron a conceder mayores derechos laborales a trabajadores subcontratados y contratados por agencias.
IG Metall calificó de “provocadora” la oferta que presentara el 24 de abril la asociación empresarial Gesamtmetall a través de sus secciones estatales, lo que fue motivo de movilización este fin de semana, una vez que se hubiera vencido el acuerdo de paz. La propuesta de los empleadores ofrecía un aumento del 3% durante 14 meses, hasta junio de 2013. El sindicato exigía un aumento salarial del 6,5% por 12 meses.
El objetivo económico del sindicato está basado en un aumento por desarrollo de productividad, y también con relación a la inflación prevista en 2012 y 2013. La exigencia de dar garantías de oportunidades para los aprendices y trabajadores subcontratados también se basa en el hecho de que Alemania actualmente experimenta una escasez de trabajadores calificados.
La propuesta salarial del 6,5% es indicio del hecho de que los trabajadores alemanes del sector industrial son la fuerza motriz de ese país que es la mayor potencia industrial de Europa y la economía más fuerte, con altos salarios, y donde los ahorros de los trabajadores constituyen la fuente de esa fuerza motriz del país.
Las huelgas de advertencia del pasado fin de semana comenzaron el 28 de abril en la ciudad oriental de Zwickau, en Sajonia, donde cientos de jóvenes trabajadores metalúrgicos llevaron a cabo un desfile en moto. Durante el fin de semana, tuvieron lugar otras manifestaciones en Baviera, Berlín, Renania del Norte-Westfalia, y Nordenham, en el norte de Alemania, donde, en la madrugada del día domingo, los trabajadores de varias plantas realizaron una manifestación de protesta y desayuno en masa.
En Ingolstadt, en Baviera, unos 80 aprendices se reunieron la noche anterior y lanzaron una luz de proyector sobre la pared de una fábrica, manifestando su demanda de garantías laborales. Esa misma noche, los trabajadores de una fábrica de TDK en Munich marcharon con antorchas por las calles, y el domingo protestaron los trabajadores de una planta automotriz de Daimler Mercedes-Benz, situada en Rasiah, en el estado de Baden-Württemberg.
Las manifestaciones continuaron el 30 de abril con enérgicas protestas en las ciudades y las calles donde se halla una fábrica de Daimler Mercedes-Benz en Woerth-am-Main, en Renania-Palatinado, en una planta de MAN Diesel en Augsburgo, en Baden-Württemberg, Baviera, donde se espera que las negociaciones se reinicien el 8 de mayo.
Ayer, primero de mayo, en Hamburgo, Berthold Huber, Presidente de IG Metall, prometió que el sindicato se mantendrá firme en su propósito, y que prolongará el conflicto hasta junio si los empleadores no respetan las reivindicaciones sindicales. Si las próximas conversaciones no producen los resultados deseados, IG Metall tiene planes de realizar huelgas ininterrumpidas a partir del 16 de mayo.
Además de una serie de otras huelgas de advertencia que se realizan hoy, para el día de mañana, 3 de mayo, se ha programado realizar manifestaciones en una fábrica de Audi en Neckarsulm y en una planta de Porsche en Stuttgart. Unos 900.000 de los 3,6 millones de trabajadores afectados son empleados de las principales empresas fabricantes de automóviles de Alemania.