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Por qué fui a Davos

20 enero, 2017Por Valter Sanches, secretario general de la IndustriALL Global Union

No es la primera vez que un secretario general de la IndustriALL Global Union acude a la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza). Pero sí para mí. Por eso, ¿qué hace el representante de 50 millones de trabajadores industriales junto a élites mundiales en una estación de esquí alpina?

A pesar de la creencia del Foro Económico Mundial en iniciativas de múltiples círculos interesados, Davos sigue siendo un lugar idílico para los ricos y poderosas. Nosotros, como sindicatos mundiales, estamos allí para aguar la fiesta. Dejados a sus propios dispositivos, su visión del mundo adquiere una tonalidad de color de rosa.

Davos es un evento único, ya que atrae a una mezcla de jefes de estado, ministros gubernamentales, directores ejecutivos, celebridades, académicos y organizaciones no gubernamentales durante cuatro intensos días. Todo ello bajo la atenta mirada de los medios de información del mundo entero.

Al participar, los dirigentes de los sindicatos mundiales no sólo tienen una idea de cómo piensan las élites, sino que también son capaces de influir en la agenda de Davos. (Y no pagamos centenares de miles de dólares para ser miembro, como las empresas; somos invitados a participar.)

Si se echa un vistazo a los temas de discusión en Davos – desde la inclusión social hasta los efectos de la globalización sobre las personas y el futuro del trabajo – todos son temas que los sindicatos internacionales tienen ya en sus programas. Si diéramos la espalda a Davos, no habría nadie para defender la voz de los trabajadores.

Como líder de la IndustriALL, ahora soy miembro del Consejo Mundial sobre el Futuro de la Producción del Foro Económico Mundial, una iniciativa para desarrollar una visión común sobre cómo pueden las sociedades dar forma a la futura producción de manera que fomente la prosperidad, la oportunidad, la sostenibilidad ambiental y el progreso social, sea inclusiva y tenga una amplia base. En el consejo hay ministros de países de todo el mundo, representantes de las mejores instituciones académicas y empresas multinacionales.

Esto permite a la IndustriALL ayudar a formular políticas que pueden a su vez influir directamente en las políticas industriales en los diversos estados miembros. Presionamos por la creación de empleo, mejores condiciones de trabajo y la formación y las calificaciones de los trabajadores.

Davos también ofrece oportunidades para reunirse con directores ejecutivos de difícil acceso y líderes de instituciones mundiales. Este año, la delegación sindical se ha reunido con el director general de la Organización Mundial del Comercio, Roberto Azevedo. Logramos ejercer presión sobre la necesidad de un modelo justo de regulación del comercio internacional. Sin equidad, el proteccionismo – el debate prioritario en Davos – no hará más que aumentar.

La investigación realizada por la CSI muestra que las cadenas de suministro mundiales de 50 empresas multinacionales emplean sólo al 6 por ciento de los trabajadores directamente. Esto significa que tienen una mano de obra oculta del 94 por ciento, lo que equivale a 116 millones de personas. Estas empresas, con unos ingresos combinados de 3,4 trillones $ EE.UU., tienen poder para reducir la desigualdad, en lugar de aplicar un modelo de producción basado en la exclusión.

Simplemente, no basta con reunirse y hablar de aliviar la pobreza y de una distribución equitativa de la riqueza. Especialmente en momentos en que, según Oxfam, ocho hombres tienen tanta riqueza como el 50 por ciento de la población mundial. El año pasado se calculó que 62 multimillonarios poseen la mitad de la riqueza del mundo. ¿Será el año que viene propiedad de un solo hombre?