22 mayo, 2025El Sindicato Nacional de Mineros (NUM), afiliado a IndustriALL Global Union, condena los registros corporales deshumanizantes a los que se somete a las mineras cada día en la mina de oro de Kopanang, ubicada a unos 170 km al sureste de Johannesburgo.
AngloGold Ashanti vendió la mina Kopanang a la empresa Heaven-Sent SA Sunshine Investment, con sede en Hong Kong, en 2018.
Más de 12 mineras han denunciado registros corporales degradantes, en los que guardias de seguridad de la mina las desnudan con el pretexto de buscar oro robado. Sin embargo, esta cifra podría ser mayor, ya que algunas trabajadoras han sido intimidadas y tienen miedo de hablar. Las que se opusieron a estos registros humillantes, que se realizan al final de cada turno, han sido suspendidas. Por ejemplo, una trabajadora fue suspendida después de negarse a quitarse la ropa interior y abrir las piernas durante estas inspecciones.
Además, los trabajadores y trabajadoras han informado de que trabajan durante jornadas muy extensas sin poder llevarse alimentos bajo tierra. El NUM está considerando emprender acciones judiciales contra la mina Kopanang y ha pedido al Departamento de Recursos Minerales que investigue lo sucedido. El sindicato también se ha reunido con la dirección de la mina y le ha exigido que ponga fin a los abusos. Además, según el sindicato, existen tecnologías que pueden utilizarse en los registros corporales y que están diseñadas para respetar los derechos de los trabajadores a la intimidad y la dignidad, en lugar de que los guardias de seguridad desnuden a las mineras. El Ministerio de las Mujeres, la Juventud y las Personas con Discapacidad, las comunidades afectadas por la mina y diversas organizaciones de la sociedad civil también han condenado estas terribles violaciones.
En la conferencia de mujeres del NUM, celebrada en marzo, Magrett Gabanele, presidenta de la estructura de mujeres, afirmó que el sindicato mantiene su compromiso “de luchar contra la violencia de género y el acoso a las mineras”.
“No se trata solamente de violaciones de los derechos laborales o de la privacidad, sino también de violencia de género en su forma más invasiva y brutal. Se trata de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres en nombre de la seguridad. Se trata del consentimiento silencioso de quienes se benefician de sistemas que permiten tal deshumanización. Cuando los cuerpos de las mujeres son lugares de vigilancia, sospecha y violencia, no es solo una cuestión de mala gestión, es una manifestación del patriarcado arraigado en el lugar de trabajo”,
escribieron Tania Bowers y Lebo Mncayi-Poloko, exmiembros de la estructura de mujeres del NUM en Sowetan.
Paule France Ndessomin, secretaria regional de IndustriALL para África Subsahariana, declaró:
“Las acciones reprobables de los guardias de seguridad en la mina de Kopanang, que violan gravemente la dignidad de las mujeres, deben ser condenadas inequívocamente. La mina debe adoptar urgentemente políticas firmes para poner fin a esta humillación y a la violencia de género”.