5 agosto, 2025En el mundo actual, la situación de los trabajadores y trabajadoras está cambiando rápidamente. Desde la inteligencia artificial hasta el resurgimiento de las políticas autoritarias, nos exigen que nos adaptemos a un futuro que no hemos elegido y que no se nos permite moldear.
A continuación, presentamos cinco razones por las que unirse a un sindicato en este momento es más importante que nunca.
La IA no negociará con ustedes, pero nosotros sí
En todos los sectores, desde la industria aeroespacial y la minería hasta la moda y la electrónica, la inteligencia artificial está transformando la forma de trabajar. Los algoritmos predictivos asignan los turnos. Las máquinas realizan tareas que antes hacían las personas. Los puestos de trabajo están desapareciendo o cambiando hasta resultar irreconocibles.
A la industria tecnológica le gusta vender la IA como un “progreso inevitable”. Pero quién se beneficia de estos cambios y quién asume los costos es una decisión política.
Los sindicatos son la única fuerza que lucha por garantizar una Transición Justa: una en la que los trabajadores y trabajadoras tengan voz en cómo se introduce la tecnología, reciban formación para el futuro y no sean sacrificados en el altar de la eficiencia.
Los afiliados de IndustriALL ya están negociando con empresas multinacionales para garantizar que la IA esté al servicio de las personas, y no al revés. En ausencia de normas, es la voz organizada de los trabajadores y trabajadoras la que aporta la ética a la ecuación.
La oligarquía está dictando las reglas. Los trabajadores y trabajadoras deben reescribirlas
Ante el resurgimiento de los líderes políticos autoritarios, como Trump en Estados Unidos, Milei en Argentina, Wilders en los Países Bajos o Meloni en Italia, el discurso es claro: culpar a los más vulnerables, desregular la economía y entregar el poder a los ricos.
Este cambio no es solo retórico, sino que afecta a la legislación laboral, los derechos sindicales y los servicios públicos. Cuando los populistas de derecha atacan la negociación colectiva y debilitan a los sindicatos, se hace más difícil luchar por mejores salarios, seguridad o justicia climática.
Mientras tanto, los gigantes corporativos están consolidando su poder. Hoy en día, un puñado de multimillonarios controlan todo, desde las cadenas de suministro hasta las redes sociales y la inteligencia artificial.
Afiliarse a un sindicato es una forma de expresar que no nos gobernarán algoritmos ni autócratas.
Sus jefes tienen aplicaciones. Ustedes merecen un sindicato
En muchos sectores, los trabajadores y trabajadoras ahora son supervisados por software, vigilados por cámaras, calificados por los clientes y cronometrados al segundo. En términos de beneficios, esto es eficiente.
Pero, ¿dónde queda la dignidad?
Ya sea que se encuentren en una fábrica, un centro de distribución o una oficina, si su trabajo está dictado por un sistema que no puede cuestionar, entonces necesitan una voz colectiva.
Afiliarse a un sindicato les da el poder de establecer límites, cuestionar los sistemas injustos y exigir transparencia en la toma de decisiones. No se trata de resistirse a la tecnología, se trata de exigir un futuro del trabajo centrado en el ser humano.
No hay justicia climática sin justicia laboral
A medida que se agrava la crisis climática, las industrias se ven obligadas a cambiar. Sin embargo, con demasiada frecuencia, ese cambio es caótico, con despidos, cierres de plantas o greenwashing sin planes de transición reales.
Una verdadera Transición Justa significa que los trabajadores y trabajadoras formen parte del plan desde el primer día. Se trata de ofrecer reconversión profesional, protección de los ingresos e inversión en las comunidades, no solo promesas vacías.
Los sindicatos están luchando por políticas climáticas que protejan tanto al planeta como a las personas que lo mueven. Si no nos organizamos, la transición se hará contra nosotros, no con nosotros.
Nosotros trabajamos, y los sindicatos también
En una época en la que la desinformación se difunde rápidamente y la democracia se ve amenazada, es fácil sentirnos impotentes. Pero hay algo que sabemos que funciona: la sindicalización.
Los sindicatos siguen siendo una de las pocas estructuras democráticas que existen fuera del control de los gobiernos o las empresas. Están creados por y para los trabajadores, independientemente de su nacionalidad, género u origen.
Cuando se afilian a un sindicato, obtienen más que un contrato: ganan una comunidad. Ganan apoyo cuando se encuentran en una crisis. Ganan las herramientas que necesitan para defenderse. Y ayudan a construir un mundo en el que la justicia, la igualdad y la solidaridad no sean solo eslóganes, sino realidades.
Las mismas razones, pero aún más urgencia
En épocas más estables que esta, IndustriALL expuso cinco razones para afiliarse a un sindicato: mejores salarios y condiciones, un lugar de trabajo más seguro, dignidad e igualdad, una voz colectiva y un futuro mejor. Esas razones siguen siendo válidas y son más urgentes que nunca.
Sin embargo, en 2025 también nos enfrentaremos a un mundo en el que industrias enteras pueden verse transformadas de la noche a la mañana por la inteligencia artificial, en el que el caos climático amenaza los medios de vida y en el que el mismo concepto de democracia está siendo atacado en muchos lugares.
Por eso, afiliarse a un sindicato hoy en día no es solo una cuestión de lo que se gana, sino de lo que se defiende. Se trata de protegerse, de dar forma al futuro del trabajo y de defender la idea de que los trabajadores y trabajadoras tienen derecho a opinar sobre cómo cambia el mundo.
Frente a la disrupción, la solidaridad no es anticuada, es revolucionaria. Y puede que sea la única fuerza lo suficientemente poderosa como para garantizar que esta nueva era sea justa, humana y construida para todos nosotros.
No se queden al margen mientras se escribe la historia.
Sean parte de quienes la forjan.
Únanse a un sindicato.