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INFORME: Lo ocurrido en la COP26 y lo que significa para la fuerza de trabajo

27 diciembre, 2021La COP26 se reunió del 1 al 13 de noviembre de 2021, estableciendo, por vía de la negociación, el Pacto Climático de Glasgow. ¿Qué contiene ese Pacto y qué significa para los trabajadores/as? 

INFORME

Global Worker No. 2 Noviembre 2021

Tema: COP 26, Transición justa Texto: Walton Pantland

¿Qué es la COP26?

La COP26 es la 26ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Las Partes son los 197 países signatarios de la CMNUCC. Estos países trabajan en conjunto para establecer un acuerdo multilateral global para abordar el cambio climático.

La primera reunión de la CMNUCC, la Cumbre de la Tierra de Rio, se celebró en Rio de Janeiro, Brasil, en 1992, mientras que la primera COP, el organismo rector de la CMNUCC, se celebró en Berlín en 1995. La COP3, en Kioto, dio por resultado el Protocolo de Kioto, el primer tratado climático global que se estableciera para tratar de limitar el calentamiento climático. El Pacto Climático de Glasgow es la más reciente formulación de ese tratado.

Se ha criticado mucho al proceso de la CMNUCC. Un problema importante es que todas las Partes reconocen que se debe hacer algo: quieren que todos los demás tomen medidas, pero para ellos mismos buscan factores de exoneración. A consecuencia de esto existe un déficit sistemático de información sobre las emisiones de carbono, publicidad engañosa sobre supuestas virtudes ecológicas, y la exención de áreas enteras, como las fuerzas armadas.

La mayoría de los gobiernos todavía espera soluciones que vengan del sector privado impulsadas por el mercado. Resultado de esto es que se presta demasiada atención al potencial de las tecnologías teóricas y en consecuencia los gobiernos no toman las medidas que son necesarias.

¿Por qué fue importante la COP26?

La COP26 fue anunciada como nuestra última y mejor oportunidad para limitar el calentamiento global a niveles ecológicos. La COP21, celebrada en París en 2015, fue un hito, ya que resultó en el Acuerdo de París, un compromiso global para limitar el calentamiento a un nivel significativamente inferior a 2 grados. La COP26 fue importante porque determinó las reglas que rigen el acuerdo de París - el "Libro de reglas de París" - y porque los países tenían que definir sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) para reducir las emisiones.

¿Fue un fracaso la COP26?

Muchos activistas ambientales, entre ellos Greta Thunberg, han calificado la COP26 como un fracaso. El Pacto Climático de Glasgow carece de ambición y las CDN de las Partes no son suficientes para limitar el calentamiento global. Pero hay otros factores también: los sindicatos demuestran un optimismo prudente ya que en comparación con la situación de hace un año, cuando Trump todavía estaba en la Casa Blanca, se han logrado avances significativos. Sigue una coyuntura propicia para prevenir un cambio climático desastroso, hay cada vez más interés, y se han establecido compromisos para financiar una transición.

Las negociaciones todavía no han terminado, lo cual es de crucial importancia: en la COP27 que se realizará en Sharm el Sheikh el próximo año, y en los sucesivos años después, se seguirá presionando a los países para que afinen las CDN. La sociedad civil, incluyendo los sindicatos, tendrán que aprovechar el próximo año para presionar a los gobiernos lo máximo posible.

Además de los compromisos adquiridos en la COP26, a nivel mundial existe interés cada vez mayor, incluso del sector privado y de organismos de administración local, para alcanzar las cero emisiones netas. La tecnología ha avanzado y se ha vuelto más asequible, por lo tanto la velocidad de la transición está aumentando rápidamente.

¿Cuáles son las posibles consecuencias de la COP26 para los sindicatos?

La COP26 nos deja en el contexto de políticas que se diferencian significativamente de la situación en que nos encontramos después de la COP25. Se prevé que los sindicatos pueden enfrentar:

El fin del carbón

El papel que juega el carbón en la matriz energética fue uno de los temas más debatidos en la COP26. Las centrales eléctricas de carbón contribuyen de manera significativa al calentamiento global, sin embargo muchos países dependen del carbón para satisfacer sus necesidades energéticas. El texto original del acuerdo, que se refería a una "eliminación progresiva" del carbón, se diluyó debido a la presión que ejercieron China e India para sustituir este término por una "reducción progresiva". No obstante, la intención es clara: las Partes están de acuerdo que a largo plazo no hay un futuro para el carbón, y a nivel mundial habrá presión cada vez mayor para cerrar las minas de carbón. Para los sindicatos, luchar por mantener abiertas las minas de carbón y las centrales eléctricas de carbón es luchar contra la corriente de la historia. Los sindicatos en el Reino UnidoEspaña y otras partes han logrado procurar readiestramiento y redistribución del personal. Tenemos que luchar para que esto sea la norma.

Comprometerse a una Transición Justa

Un eslogan sindical que se destacó en esta COP era "nada sobre nosotros, sin nosotros". Los sindicatos promovieron con éxito el principio de Transición Justa en todos los niveles. Un resultado importante de esta COP fue que se reafirmó el compromiso con una Transición Justa, que ahora se ha incluido en el Libro de reglas de París. La Declaración sobre Transición Justa que dieron a conocer los países ricos sienta un precedente importante en el sentido de que la transición hacia la sostenibilidad debe ocurrir mediante consultas con los más afectados.

Los sindicatos pueden aprovechar el texto sobre Transición Justa que figura en los acuerdos de la COP para exigir diálogo social a nivel nacional ya. Los sindicatos mundiales también pueden exigir diálogo social con las empresas multinacionales sobre los planes de transición.

Volvió el gobierno del estado

Desde finales de la década de 1970, gran parte del mundo comenzó a rechazar el desarrollo dirigido por el estado en favor de la desregulación, privatización, desindustrialización y el desarrollo impulsado por el mercado. Los sindicatos se opusieron enérgicamente a esa situación, que dio por resultado desigualdad cada vez mayor y produjo diversas crisis como la crisis financiera de 2008. Covid-19 obligó incluso a aquellos gobiernos que estaban totalmente comprometidos ideológicamente con la austeridad a realizar un gasto estatal sin precedentes, ya que rápidamente quedó en claro que no había una solución de mercado para la pandemia.

Es probable que este nivel sin precedentes de intervención y financiamiento del estado se mantenga a medida que los gobiernos aborden el cambio climático. A pesar de las enormes cantidades que se invertirán, prevenir un desastre climático seguirá siendo significativamente más barato que afrontar las consecuencias.

También es probable que haya un efecto multiplicador: donde los estados invierten, el sector privado tiende a seguirlos.Por primera vez en la historia mundial, habrá inversiones coordinadas a nivel mundial, lo que generará economías de escala.

Financiamiento para descarbonizar el hemisferio sur

En París, los países ricos se comprometieron a proporcionar $ 100 mil millones por año al hemisferio sur para mitigar los efectos del cambio climático y ayudarles a descarbonizar sus economías. Hasta el momento, no han cumplido con este compromiso. A pesar de ello, se ha comenzado a dirigir importantes cantidades de dinero - donaciones, no préstamos – a los países más pobres.

Un precedente importante son los 8.500 millones de dólares destinados a descarbonizar Eskom, la empresa de energía paraestatal a carbón de Sudáfrica. Los países que proveen los fondos se han comprometido con la Transición Justa y el proceso se gestionará con diálogo social a través de la estructura tripartita Nedlac. Con razón, los sindicatos sudafricanos están preocupados por la corrupción, el lavado verde, la privatización y una serie de otros problemas, pero si el acuerdo se establece según lo previsto, podría resultar en la creación de empleos ecológicos y de buena calidad, transferencia de habilidades y tecnología, y una reducción significativa de las emisiones. El progreso en Sudáfrica también significará la transferencia de más fondos a otros países, especialmente a aquellos, como la India, que dependen en gran medida del carbón.

Pactos Verdes en el hemisferio norte

Los países ricos destinarán enormes fondos para la construcción de infraestructura verde. El Pacto Verde Europeo, por ejemplo, ofrecerá 100.000 millones de euros para 2030 para financiar una recuperación ecológica de Covid. Esto incluirá nueva infraestructura de transporte, remodelación de viviendas y edificios, generación de energía verde y otros beneficios más. La Comisión Europea prevé que a consecuencia de esto se van a crear cientos de miles de nuevos puestos de trabajo.

Del mismo modo, en los EE. UU. el proyecto de ley que concede 1 billón de dólares a la infraestructura, propuesto por Biden, destinará una gran cantidad a la infraestructura verde. Otros países de la OCDE están planificando invertir de modo semejante.

¿Cómo deberían responder los sindicatos?

Apoyar campañas para recaudar impuestos a los multimillonarios

La mayor parte del financiamiento para la transición verde proviene de la deuda. Los economistas aún no se ponen de acuerdo si esto es bueno o malo: el financiamiento puede conducir a crecimiento económico que en efecto anule la deuda, y es más económico prevenir que curar. Pero existe otra posible fuente de financiación: los multimillonarios, que son propietarios de riqueza igual a la que tiene el 50% de la población más pobre del mundo, ocultan sus caudales de manera improductiva en paraísos fiscales o los desperdician en viajes de turismo al espacio: Jeff Bezos, Elon Musk y Richard Branson gastan un dineral compitiendo para desarrollar viajes espaciales comerciales.

"Si te gustó Covid, ¡te encantará el cambio climático!"

La crisis de Covid fue un ensayo previo al cambio climático. Se tuvo que aplicar medidas gubernamentales, financiación y coordinación mundial sin precedentes para suprimir la pandemia y salvar vidas. Para enfrentar el cambio climático tendremos que continuar con esta forma de trabajar. 

Hay que exigir diálogo social y luchar por una Transición Justa

Tenemos que preparar a nuestros afiliados sindicales para los cambios que vienen. Es fácil criticar a nuestros gobiernos por no tomar las medidas necesarias, pero los que estamos en el movimiento sindical también somos culpables de no hacer caso y desear que desaparezca la crisis climática. El empleo en combustibles fósiles es bien remunerado, constituyendo una fuente de fuerza para los sindicatos, lo que nos lleva a priorizar la protección de esos trabajos. Ahora existe un compromiso mundial en favor de la transición que dejará atrás los combustibles fósiles. En algunos países, los sindicatos tienen mucha experiencia de luchar y lograr una Transición Justa. Debemos seguir aprendiendo de los mejores ejemplos.

Diana Junquera Curiel, directora de energía de IndustriALL y delegada a la COP26, dice:

“Es mejor diseñar tu futuro, y no que te lo impongan.

“En lugar de hacer que nuestros miembros crean que podemos defender estos trabajos indefinidamente, debemos ser honrados con ellos y ayudarles a prepararse para el futuro. Nuestra tarea urgente es desarrollar marcos concretos para una Transición Justa que podamos implementar a través del diálogo social”.

La Transición Justa figura en el Libro de reglas de París, pero para muchos gobiernos el diálogo social en torno a la política económica no se va a producir automáticamente. Les toca a los sindicatos exigir un asiento en la mesa cuando los países perfeccionan sus CDN y planifican la transición. Si lo hacemos de manera eficaz, podemos sentar un precedente en otras áreas de la economía, estableciendo estructuras tripartitas y negociaciones sectoriales.

Cambiar la narrativa

Es lógico que los trabajadores/as y sus sindicatos desconfíen de las nobles afirmaciones de que una gloriosa Transición Justa creará una utopía verde de puestos de trabajo buenos, ecológicos y sindicalizados. En el pasado, todos los cambios importantes en la economía mundial significaron un costo para la fuerza de trabajo: desde el desarrollo de la maquinaria textil que reemplazó a los tejedores/as a principios del siglo XIX, hasta la globalización de la década de 1990 que produjo subcontratación y la pérdida de empleos a gran escala.

¿Por qué hemos de creer que esta vez será diferente?

No será diferente si dejamos los cambios en manos de nuestros políticos. Pero puede ser diferente si participamos nosotros, promoviendo la transición. Nos enfrentamos a un cambio sin precedentes en la economía mundial: el fin de la era de los combustibles fósiles y el comienzo de una nueva época que aún no se ha definido. A diferencia de los cambios anteriores, éste es un proceso que se realiza de manera controlada, con oportunidades para que los sindicatos influyan en las políticas.

Los gobiernos del mundo gastarán cantidades de dinero sin precedentes. Dependerá de nosotros asegurar que este gasto genere buenos puestos de trabajo para nuestros miembros y que, en este proceso, construyamos un mundo mejor.