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Las empresas de energía no están invirtiendo en la Transición Justa

7 enero, 2021Un nuevo informe encargado por IndustriALL Global Union expuso la brecha existente entre la retórica y la realidad, ya que las principales empresas de energía no están respaldando los compromisos climáticos con inversiones.

Transición energética, estrategias nacionales y empresas petroleras: ¿cuáles son sus impactos sobre los trabajadores?
ENGESPFRA

En el informe Perspectivas y tendencias de la transición energética: patrones, escenarios e impactos, realizado por el Ineep, una agencia brasileña de investigación especializada en la industria energética y respaldada por sindicatos, los investigadores examinaron en profundidad las estrategias corporativas, las inversiones y el funcionamiento en el mercado de las principales empresas de energía, así como entrevistaron a sindicalistas que trabajan en ellas.

El informe compara la estrategia corporativa con el texto acerca de la Transición Justa incluido en el Acuerdo de París de 2015 y la Declaración de Silesia en la COP24, y tiene en cuenta información obtenida de la Agencia Internacional de Energía. Además, describe la matriz energética actual y hace predicciones para el futuro, por empresa y por región.

Una tendencia que es inmediatamente evidente es la brecha entre la retórica corporativa sobre ecologizar el futuro y las inversiones. La mayoría de las empresas de energía se han embarcado en importantes campañas de relaciones públicas, a veces renovando su imagen por completo, en las que mencionan la transición energética. No obstante, el informe muestra que incluso Total, la empresa con el porcentaje más alto de inversión, solo ha invertido el 4,5 por ciento de su gasto de capital en energías renovables. La mayoría de las otras empresas han invertido la mitad o menos de esa cantidad.

Esta información se basa en datos de 2019. La pandemia del coronavirus y la volatilidad del precio del petróleo han acelerado la inversión en energías renovables, pero no existen evidencias claras de un cambio en la tendencia general.

Un desglose regional demuestra que las empresas de la UE —que tiene el entorno político más desarrollado—han invertido más en la transición, mientras que las chinas y rusas han invertido menos. El informe predice que, a pesar de la derrota electoral de Donald Trump, es probable que Estados Unidos mantenga en gran medida su política energética actual, que depende de los combustibles fósiles.

Las empresas están extendiendo sus inversiones en energías renovables —asegurando, en efecto, sus apuestas en futuros potenciales— mientras esperan seguir obteniendo la mayor parte de sus ingresos de los combustibles fósiles. Las estrategias de transición están siendo cuestionadas dentro de las empresas de energía, tal como lo demostraron las recientes renuncias de ejecutivos de Shell causadas por molestias ante el lento ritmo de la transición energética.

El informe presenta la situación actual y las proyecciones en materia de empleo en el sector renovable, con desgloses por región y por fuente de energía. No existen garantías de empleos de calidad: para 2050, dos tercios de los 25 millones de empleos previstos en energías renovables estarán en la energía solar, mientras que la mayor parte restante pertenecerá al sector de la energía eólica terrestre. No obstante, la mayoría de estos empleos se encontrarán en la fabricación de componentes, así como en la construcción y la instalación. Se espera que se generen unos cinco millones de puestos de trabajo en el área de operación y mantenimiento, la mayoría de ellos empleos manuales.

Las entrevistas con los sindicalistas demuestran que, en gran medida, las empresas no se han comunicado con sus trabajadores acerca de la transición energética.

La directora de energía de IndustriALL, Diana Junquera Curiel, expresó:

“Este informe demuestra que las empresas de energía están invirtiendo en marketing, no en energías renovables. Tienen la intención de continuar con sus actividades como de costumbre hasta que se vean obligadas a cambiar por circunstancias externas”.

“A menos que actuemos ahora para convertirnos en parte del proceso de toma de decisiones, esto tendrá consecuencias muy dolorosas para los trabajadores. Debemos insistir en que las empresas establezcan planes claros de transición energética que cumplan con los requisitos del Acuerdo de París y que comuniquen estos planes a su personal. Tienen que establecer negociaciones continuas con los sindicatos para gestionar esta transición y garantizar que se conserven las competencias y los puestos de trabajo”.

“También debemos seguir ejerciendo presión sobre nuestros representantes políticos para planificar y legislar una Transición Justa”.