9 junio, 2025La semana pasada, en Ginebra, la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) dio un paso histórico al invocar el artículo 33 de la Constitución de la OIT contra la junta militar de Myanmar. Esta medida tan inusual responsabiliza al régimen de las graves y persistentes violaciones de los derechos humanos y laborales.
Esta es solo la tercera vez en la historia en que la OIT recurre a su herramienta más poderosa, reservada para las vulneraciones más graves de los derechos fundamentales, lo que pone de relieve la gravedad de la situación en Myanmar.
Desde que tomó el poder por la fuerza el 1 de febrero de 2021, la junta ha emprendido una brutal represión contra sindicalistas, activistas y la sociedad civil. Los trabajadores y trabajadoras han sido encarcelados, obligados a esconderse y despojados de sus libertades más básicas.
El régimen ha incumplido sistemáticamente las recomendaciones de la Comisión de Investigación de la OIT de 2023. La Comisión pidió el cese inmediato de la violencia y la tortura contra los dirigentes sindicales, la liberación incondicional de todos los sindicalistas detenidos, la retirada de los cargos penales y el fin del uso del trabajo forzoso y el trabajo infantil por parte del ejército.
La aprobación de la resolución del 5 de junio es un paso importante hacia la justicia para el pueblo de Myanmar, pero la lucha está lejos de haber terminado.
“La adopción del artículo 33 envía un mensaje contundente a la junta militar de Myanmar: el mundo no se quedará callado ante las violaciones sistemáticas y persistentes de los derechos humanos y laborales.
Ahora, esta resolución debe tener consecuencias reales. Hacemos un llamado a todos los Gobiernos y empleadores para que rompan relaciones con la junta, apoyen a las fuerzas democráticas legítimas de Myanmar y se pongan del lado de los trabajadores y trabajadoras que lo arriesgan todo para organizarse en busca de un futuro mejor”,
expresó Atle Høie, secretario general de IndustriALL.
“Hemos luchado mucho por la adopción del artículo 33, arriesgando nuestras vidas al alzar la voz contra la opresión. Esta resolución es una señal de que el mundo escucha nuestras voces y nos apoya. Pero ahora necesitamos más que palabras, necesitamos medidas concretas para acabar con el poder de la junta y apoyar a los trabajadores y trabajadoras”,
declaró Khaing Zar, presidenta de la IWFM, afiliada a IndustriALL.
El artículo 33 ya se había invocado contra Myanmar en 2000, durante el último régimen militar, por el uso del trabajo forzoso, y de nuevo en 2023 contra Bielorrusia por la represión de los sindicatos independientes.
Fotografía: CTUM