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El futuro del trabajo

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El mundo del trabajo está atravesando grandes cambios. Diversas fuerzas convergen para crear un torbellino que ha causado el mayor cambio en la forma en que trabajamos en más de un siglo.

Nuestra manera de trabajar, los lugares de trabajo con los que estamos familiarizados, los entornos en los que nacieron nuestros sindicatos y las situaciones para las que desarrollamos estrategias están cambiando de manera drástica. ¿Esto cambios nos derribarán o nos renovarán?

Eso depende de nosotros.

Estas son algunas de las fuerzas que están transformando la forma en que trabajamos:

  • El cambio climático y la necesidad de avanzar hacia una economía neutra en carbono;
  • La Industria 4.0, el auge de los robots y del desarrollo de procesos de producción digital;
  • El desarrollo de la economía de pequeños encargos (gig economy) y otras formas nuevas de trabajo precario facilitadas por la tecnología;
  • Un enfoque globalizado y liderado por el mercado para el desarrollo económico, que conduce a cadenas de suministro largas y complicadas.

En 2020 se agregó otro impulsor: la pandemia de COVID-19, que aceleró rápidamente las tendencias existentes y agregó algunas nuevas, como la expansión masiva del teletrabajo, el uso de tecnología para reemplazar los traslados y las reuniones presenciales, y programas de baja laboral para pagarles a los trabajadores que no pueden concurrir a su trabajo debido a la pandemia.

El cambio climático implica que tendremos que reducir drásticamente las emisiones de carbono. La degradación ambiental indica que debemos reducir el uso de plásticos y químicos contaminantes. La transición a una economía neutra en carbono ya impacta drásticamente en el mundo del trabajo, con la minería y la energía como los sectores más afectados. La demanda de carbón cae al tiempo que aumenta la demanda de minerales necesarios para el funcionamiento de las baterías. El sector energético debe pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables.

El sector automotor está experimentando una gran transformación a medida que se acopla con los cambios en la movilidad, así como la ingeniería mecánica está lidiando con la tecnología ecológica, por ejemplo, mediante el desarrollo de procesos mecánicos que mejoran la eficiencia energética.

Estos cambios se combinan con la Industria 4.0: la incorporación de procesos digitales y nuevas tecnologías a la producción. En pocas palabras, la Industria 4.0 representa el reemplazo del trabajo humano por robots, máquinas o procesos digitales, lo que incluye desde cajas automatizadas en los supermercados hasta robots sofisticados que construyen automóviles. La Industria 4.0 también implica el desarrollo de fabricación adaptada y sincronizada a la demanda para reemplazar la producción en masa. Los clientes podrán hacer pedidos de todo lo que quieran, desde automóviles hasta muebles, en línea y con detalles personalizados.

La mayoría de los especialistas de la industria prevén un futuro en el que las personas y los robots trabajarán juntos, con una transición de trabajadores manuales a no manuales. Esto tiene importantes consecuencias para el equilibrio de género (el trabajo no manual está menos dominado por los hombres) y también contribuirá al aumento del teletrabajo: las madres que trabajan desde su casa podrían construir los automóviles del futuro.

La globalización liderada por el mercado ha llevado a un desarrollo desigual, donde se subcontrata a empresas ubicadas en países en desarrollo, con leyes laborales más flexibles, para realizar las tareas más difíciles, peligrosas y desagradables.

La respuesta sindical: ¿seremos protagonistas o espectadores?

Depende de nosotros que los cambios en el mundo del trabajo sean positivos o negativos. Millones de puestos de trabajo están amenazados, pero podrían crearse millones más. Las máquinas podrían realizar tareas peligrosas y repetitivas, mientras las personas se dedican a hacer un trabajo más interesante y creativo, lo que les permitiría mejorar el equilibrio entre su vida laboral y personal con acuerdos de teletrabajo.

Nos enfrentamos a una oportunidad única de reestructurar el mundo del trabajo y lograr que sea más adecuado para los trabajadores, más útil desde el punto de vista social y mejor para el planeta. Los sindicatos deben defender constantemente nuestra visión del futuro en todos los espacios en los que se debata.

Esto incluye la Transición Justa. Los programas de baja laboral y las intervenciones del gobierno durante la pandemia sentaron un precedente importante. Debemos exigir el mismo nivel de intervención para asegurarnos de que el cambio hacia una economía neutra en carbono no se produzca a expensas de los trabajadores y las comunidades.

También debemos luchar por acuerdos de teletrabajo de calidad y por los derechos legales de las personas que trabajan a través de plataformas y otras formas de precariado digital.

Necesitamos cambiar el modelo de desarrollo a nivel mundial por uno en el que haya menos explotación. Esto incluye promover la legislación de cadenas de suministro y acuerdos globales vinculantes, así como el desarrollo industrial sostenible para que los países del hemisferio sur puedan beneficiarse de los productos que producen.

Necesitamos, además, desarrollar y promover visiones positivas del futuro, como nuestro Manifiesto de tecnología ecológica.

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